En 1986, a través de Caritas Chile, con la iniciativa del padre Baldo Santi OMD, y con la ayuda de muchos voluntarios se comenzó a desarrollar una gran labor en beneficio de los pacientes con Sida: educando, acompañando, escuchando y, brindando espacios donde los enfermos se sintieran dignos y acogidos. En ese entonces la realidad del enfermo de SIDA era muy difícil, pues resultaba una enfermedad que segregaba a los enfermos y que prácticamente era imposible acceder al tratamiento por su elevado costo, lo que de alguna manera u otra conducía a una alta mortalidad en medio de mucho abandono. Mientras que socialmente era conocido como «el Padre de los con Sida», el padre Santi pasaba su tiempo en la sala Padre Hurtado del Hospital de San Bernardo acompañado y asistiendo al enfermo y a su familias en el difícil proceso de fin de vida y muerte. Cansado del «no hay nada más que hacer» ante el diagnóstico de un paciente físicamente incurable, junto a un grupo de voluntarios, descubrió que cuando la medicina ya poco y nada podía hacer, el cariño y cuidado podían hacer de este tiempo -el último en la vida de la mayoría de los enfermos-

una gran oportunidad de reconciliación, entrega y crecimiento para el enfermo y sus familias. Procurando paliar los dolores físicos intensos y muchas veces difíciles de sobrellevar, mejorando así la calidad de vida hasta el fin, ayudaba a la persona y a sus familia a vivir este trance con paz y dignidad.< Tras muchas dificultades, impedimentos y críticas, en 1997, Caritas, junto con aportes locales e internacionales, logró concretar el sueño de muchos enfermos, familiares y voluntarios: La Clínica Familia. Un lugar asistencial, especializado en cuidados paliativos, donde se atenderían pacientes de escasos recursos, brindando las atenciones necesarias a personas con enfermedades incurables en su etapa terminal, ayudándoles a vivir dignamente y aliviando el dolor, procurándoles el permanecer unidos con sus familias y sus seres queridos hasta el final de la vida. Con el tiempo la realidad del VIH/SIDA fue cambiando gracias a los avances médicos, transformándose en una enfermedad crónica en vez de terminal y Clínica Familia expandió sus atenciones a otras enfermedades incurables en etapa terminal como el Cáncer, y otras patologías, respondiendo a su misión originaria de considerar a la clínica como un lugar de humanización